Alejandro Samper

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Música para soñar despiertos y para medir el paso del tiempo

Sintonizar el 101.7 F.M, de Veracruz Estéreo, en las noches era entrar al mundo de la nostalgia y los afanes.

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Esta semana iba manejando cuando, de un momento para otro, me sentí desubicado. No en el espacio, sino en el tiempo. Era mediodía, el sol brillaba, pero el cerebro me decía que era medianoche y que debía apurarme si quería descansar.

Me tomó un par de minutos identificar por qué me sentía así, hasta que escuché la canción  que en ese momento sonaba en la emisora. Era People are strange de The Doors. Un tema que ponían en la desaparecida emisora Veracruz Estéreo (La casa de los famosos), pasadas las 11:00 p.m., en su programa Música para soñar despiertos.

Un tema que, cuando sonaba, nos indicaba que ya era tarde, y que estábamos colgados en algún trabajo del colegio o universidad.

Compartí lo que me pasó con uno de mis mejores amigos y me dijo que le pasaba lo mismo  cuando escuchaba Nothin’ compares 2 U, en versión de Sinead O’Connor.

Música para soñar despiertos se convirtió en la banda sonora de los estudiantes trasnochadores de Manizales. De los futuros de arquitectos o diseñadores. De los vagos y los desparchados que mandaban mensajes en busca de amigos.

Además, los temas que allí ponían eran básicamente los mismos noche tras noche. Uno sabía que comenzaban con las power ballads de grupos como Whitesnake. Kraken o Guns n’ Roses. 

Que a las 10:00 p.m. sonaba algo de Phil Collins, a las 11:00 entraba el silbido de Winds of change, de Scorpions y, a medianoche, estaba la infaltable Eye in the Sky,  de Alan Parson Project.

Si ese tema sonaba y la impresora se quedaba sin tinta o se le acababa el pegante para la maqueta, estaba jodido. Eran tiempos en los que no había celulares y llamar a la casa de un compañero para pedir ayuda era exponerse a que sus padres contestaran el teléfono con gruñidos adormilados y de mal genio.

Y si escuchaba No more lonely nights, de Paul McCartney,  o Baker Street, en versión de Undercover, era porque ya iba a amanecer y pasó toda la noche voleando pintura y lijando cartón paja.
Música para soñar despiertos nos marcó a la generación pre millenial. Nos alienó tanto que desde entonces hay canciones que solo podemos escuchar una vez oscurezca y que, de sonar a media mañana, nos pone de mal genio y nos desubica porque no tenemos un café cargado a mano y veinte años menos.

Cuénteme si recordar esta emisora le causa un Total eclipse of the heart, y si alguien le dedicó una canción cuando Mauricio Arias era DJ, ¡Denuncie!

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