Alejandro Samper

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No más “individuos arbóreos”

Puedo imaginarme a quienes idearon el proyecto de Hidroituango, parados sobre las montañas del municipio antioqueño de Ituango y mirando al río Cauca, y diciendo “ahí hay mucha agua”. Eso fue hace 50 años pero solo hasta 1997 comenzaron a materializar el sueño; uno que se transformó en la pesadilla que es hoy: un río Cauca seco, flora y fauna afectada, poblaciones amenazadas, decenas de investigaciones y millones de millones de pesos en riesgo.
No voy a entrar en detalles de Hidroituango. Es un tema confuso y que en otros espacios cubren y explican mejor. Pero las repercusiones negativas de este ambicioso proyecto apenas las estamos viendo. Efectos que, hace medio siglo, los pioneros de esta hidroeléctrica no dimensionaron. Lo que me trae a Manizales y su entorno.
Podemos percibir a nuestra ciudad como un lugar verde, pues está rodeada de montañas altas con bosques de niebla y potreros. Pero Manizales no es una ciudad verde. Sus principales corredores viales carecen de árboles y da la impresión de que cada cuatro años, con cada nueva alcaldía, se talan, plantan y replantan nuevos “individuos arbóreos” al gusto del mandatario de turno.
De acuerdo con el Manual de silvicultura urbana, publicado en 2015 por la Secretaría de Medio Ambiente, la mayoría de árboles que tenemos en la ciudad se concentran en sitios de interés ambiental como el Cerro Sancancio, Monteleón, Alcázares y Yarumos. Si las calles y avenidas de ese entonces estaban despobladas, hoy lo están más. En algunos tramos de la Avenida Santander reemplazaron los arbustos y plantas ornamentales que había en los separadores por grises losas de concreto, ya intervenidas por los grafiteros.
Ante estas críticas, la actual administración anunció el año pasado que se plantarían 12 mil “individuos arbóreos”, que no es más que un eufemismo para llamar cualquier planta o arbusto. No necesariamente un árbol.
No nos engañemos. Las montañas verdes que nos rodean cada vez están más despobladas de árboles. Es que ya ni potreros hay. Ahora, donde antes pastaba una vaca, hoy se levanta una torre de apartamentos. Y donde antes había una reserva ambiental y fuente de recursos hídricos, hoy se proyecta una ciudadela. Biociudadela, como para echarnos el cuento de que están en tono con el medio ambiente.
Habilitar la reserva de río Blanco para construir edificios o condominios es un error. Es privar a la ciudad de un pulmón y de agua fresca. No importa cuan bien intencionado sea el constructor, qué tantos prefijos “bio” o “eco” usen en sus folletos o boletines: somos una especie depredadora y allí donde nos permitan establecernos nos iremos extendiendo. Basta ver a Monteleón, cuya “melena” de selva andina (antes protegida) se ha ido motivando para dar paso a urbanizaciones, lotes y cultivos.
No caigamos en el error de Hidroituango, que creyeron tenían el agua suficiente para hacer el embalse y no afectar a las comunidades aledañas. Hoy el Cauca está alterado, seco y las consecuencias de las decisiones de los funcionarios de EPM solo las conoceremos en unos años.
Manizales necesita y debe replantearse en temas medioambientales por el bienestar de las futuras generaciones. Arborizarse. Con árboles, no con “individuos arbóreos”.