Alejandro Samper

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Se viene la mordaza

Lo que se viene en temas de censura en Colombia es para preocuparse. Desde que Iván Duque asumió como presidente se presentan una serie de ataques sistematizados a todo lo que pueda ir en contra del actual gobierno.
Esta semana escuchamos la grabación en la que se confirma que Juan Pablo Bieri, gerente del Sistema de Medios Públicos (Radio Televisión Nacional de Colombia - RTVC), estaba dispuesto a censurar y “matar” el programa Los puros criollos porque su presentador, Santiago Rivas, criticó el proyecto de la Ley de Modernización TIC. También vimos cómo desde la cuenta de Nubia Stella Martínez, directora del Centro Democrático (CD), atacaban a la periodista Vicky Dávila e invitaba a no escuchar su emisora. Y a la comunicadora Maritza La Rotta la botaron de su puesto como jefe de prensa de un senador del CD por cuestionar algunas posiciones de este partido político.
Pero ya habíamos visto cómo el jefe del CD, el senador Álvaro Uribe, atacó a través de las redes sociales a la presentadora Mónica Rodríguez por criticarlo a él. También cómo han querido callar a periodistas como Cecilia Orozco o Daniel Coronell por investigar, denunciar y destapar la olla podrida de Odebrecht, la ética flexible del fiscal Néstor Humberto Martínez o los nexos de poderosos empresarios con los corruptos. O cómo sabotean y hackean a investigadores como Ariel Ávila cuando pone la lupa sobre políticos torcidos y defiende el proceso de paz con las Farc.
No son temas fáciles de entender o dimensionar para muchas personas. Tienen entramados complejos, matices. Sin embargo, desde las cavernas, lo simplifican para dejarlo en un básico “nosotros buenos, ellos malos”. Emberracan a la gente con su discurso y por eso vemos cómo un señor amenaza con “pelar” a un joven que se opone a Duque y a Uribe. Y otro pide a gritos el regreso del “plomo” para pacificar esta nación.
Violencia que ha servido para acallar para siempre a los líderes sociales. Siete en lo que va del año. 252 el año pasado, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
La censura, como un pulpo, ya extiende sus tentáculos por los medios y la calle. La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) evidenció que el año pasado aumentaron las amenazas a los periodistas y que es una tendencia creciente. Se vienen elecciones regionales y con ellas la presión a los medios de las provincias y quienes trabajan en ellos.
La censura está tan presente que hasta el mismo presidente Duque es víctima de ella. Basta verlo decir algo medianamente sensato para que Uribe o uno de sus fanáticos salga a desmentirlo o corregirlo.
La manera de contrarrestar la censura es oponerse y denunciarla con argumentos, como se hizo con Bieri. No caer en las provocaciones. Tampoco hacer eco de las infamias y chismes que circulan por las redes sociales. Porque a veces la censura no necesita de una mordaza, sino del eco de una mentira repetida mil veces.