Alejandro Samper

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El alcalde que nunca fue

El Cumanday, más conocido como Nevado del Ruiz, entró en su mayor actividad como volcán desde el 2011. Nomás este viernes el Servicio Geológico Colombiano - SGC reportó 1,500 sismos en nueve horas y “anomalías térmicas” en el cráter, por lo que su nivel de alerta está en naranja. Una posible erupción en cuestión de días o semanas por lo que se recomienda desalojar las áreas aledañas, estar vigilantes a posibles lahares que bajen por los cauces de los ríos y estar preparados para cualquier emergencia. Las Unidades de Gestión de Riesgo - UGR regionales están en alerta, y los gobernadores de Caldas, Tolima y Risaralda declararon la calamidad pública para agilizar el manejo de recursos en caso de una tragedia.

Los alcaldes de municipios vecinos al volcán se han reunido en varias mesas de trabajo para trazar estrategias de ayuda a sus comunidades. Todos excepto uno: Carlos Mario Marín Correa, alcalde de Manizales. Este lleva más de una semana por fuera de la ciudad; primero en Cartagena en una actividad de Asocapitales, luego vacacionando fuera del país. Ante su ausencia dejó encargado a Cristian Mateo Loaiza, secretario de Movilidad.

El alcalde está en su derecho de sacar vacaciones, es lo legal. Sin embargo, su imposibilidad de posponerlas (salió a vacaciones el 31 de marzo y dos días antes el SGC reportó el mayor incremento de actividad sísmica en los últimos doce años) evidencian qué tan comprometido está con la comunidad que lo eligió y su falta de criterio al momento de tomar decisiones. Pero él siempre ha sido así.

El alcalde dijo que no venía a Manizales a atender lo del volcán porque cambiar los tiquetes, en plena Semana Santa, le salía costoso. Costoso nos ha salido a los manizaleños tenerlo a él en la Alcaldía.

A Marín Correa le interesa figurar, ser mediático. Lo demostró como concejal, donde se destacó más por sus escándalos y peleas con sus compañeros de recinto que por hacer un verdadero control político. Los proyectos en los que estuvo involucrado partieron de ideas de otros o, en el caso de la defensa de la reserva Río Blanco ante el proyecto de vivienda Tierraviva, se apropió de estas. Como candidato hizo mucho ruido en su bicicleta. Con su megáfono y arrodilladas efectistas ante electores (y cámaras de curiosos) supo moverse en las redes sociales para victimizarse y atraer el voto de electores jóvenes. Y, una vez llegó a la Alcaldía, armó un gabinete interesante y llamativo, pero este se le fue desgranando uno a uno porque no le acolitaban sus caprichos, no toleraban su grosería o se cansaron de su ineptitud.

Desde que asumió el cargo de alcalde, de Carlos Mario se ha dicho que no gobierna. Inicialmente quien llevó las riendas fue su mentor político, Jorge Arturo Espejo Rivas. Tras su muerte en 2021, la vocería y consejería la tomaron el hijo de Espejo desde la Lotería de Manizales, y otros amigos contratistas de Marín Correa. Mientras tanto, el alcalde se dedicaba a Facebook y Twitter. Se mostró con la nariz hinchada después de una rinoplastia. Acostado junto a su novia en la cama. En su boda y luna de miel. Hostigando a ciudadanas desde su camioneta (porque se bajó de la bicicleta). Pidiendo abrazos a los ciudadanos. Haciendo convenios con países inexistentes (caso Liberland). Exponiendo su imbecilidad en una entrevista con Yamid Amat. Encarándose con sus detractores desde una tarima. Haciéndole campaña al Congreso su primo, Santiago Osorio Marín. Inventándose un nuevo Pregón de la Feria. Llorando ante el Concejo por su inoperancia al momento de hacer seguimiento a lo que sucede en la ciudad. Todo eso está registrado porque lo mediático, los likes y clics, es lo que le interesa. 

Administrar una ciudad supera su capacidad. Quien fuese su mejor amigo, Arturo Espejo Arbeláez, lo retrató como un ególatra “carebobo” en una serie de audios que se filtraron a los medios de comunicación el año pasado. Carlos Mario es un experto delegando sus funciones, de esa manera si algo sale mal puede culpar a otros y, si salen bien (cosa rara) se lleva el crédito.

A Carlos Mario Marín Correa lo posesionaron como alcalde de Manizales, pero nunca ejerció el cargo.

El alcalde dijo que no venía a Manizales a atender lo del volcán porque cambiar los tiquetes, en plena Semana Santa, le salía costoso. Costoso nos ha salido a los manizaleños tenerlo a él en la Alcaldía. Todas las obras que ha emprendido tienen sobrecostos y retrasos. Sus programas de gobierno no dan pie con bola y el dinero de algunos de ellos se desvía para favorecer a contratistas (caso La vida es bella, que buscaba prevenir el suicidio). Cada salida en falso suya es un golpe a la imagen de la ciudad y sus mensajes son fuente de memes y burlas.

Si bien a Carlos Mario lo posesionaron como alcalde, nunca ejerció. En lo que sí se ha destacado es en ser una calamidad pública. A los colombianos que están preocupados por los manizaleños y el volcán activo, tranquilos. Aquí la cotidianidad poco o nada ha cambiado. A los que desean que Marín Correa regrese para atender la emergencia, cuidado. Con él en la ciudad todo es susceptible de empeorar.

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