Siempre en la búsqueda de temas para escribir, el periodista colombiano Alejandro Samper lleva más de 20 años compartiendo su opinión en prensa, radio y redes sociales. Este portal es una colección de sus trabajos e ideas, los cuales pueden ir de lo extremadamente local a asuntos globales.

Billetera

Billetera

Hace 16 años dejé de usar billetera. Y cuando digo billetera hablo de esa pieza que se pliega  como una bisagra en la que uno guarda documentos, tarjetas y, obviamente, billetes.

A veces este accesorio se transforma en un archivador grueso que hace bulto en el pantalón y que al sentarse produce desviación en la cadera.

Mi primera billetera fue de lona azul, velcro y monedero. Guardaba un billete naranja de $100 COP, algunas monedas, el carné del colegio y una credencial con dos foquitas dándose un beso que me dio una niña del colegio Los Cerezos.

Luego, en la adolescencia, comencé a usar de cuero, en las que guardaba los billetes verdes de $200 y los azules de$1000.

También estaban la tarjeta de identidad, la credencial decolorada de las foquitas, alguna carta de un amor juvenil y el infaltable condón que nunca llegó a usarse y cuya silueta dejó una inconfundible marca en el cuero.

Con el paso del tiempo mi billetera pasó a convertirse en un grueso cartapacio de papeles que, al ponerlos sobre una mesa, eran un collage de mi vida.

Allí tenía mi cédula, libreta militar, licencia de conducción, carné de universidad, carné de Multibolo, carné del sitio de alquiler de películas, fotos tamaño carné, apuntes varios, la primera tarjeta débito, libreta de teléfonos y direcciones imantada, tarjeta del mecánico, tarjeta de la papelería, tarjeta de cuanto antro visitaba, un fósforo por si las moscas, un calendario, un trébol de cuatro hojas, una entrada a cine usada, foto de la novia, nota de la amiga, y el consabido condón, que esta vez sí se usaba.

Todo menos plata.

Mucha basura, mucha nostalgia y mucho documento innecesario.

Pero hace 16 años dejé atrás esa mega billetera. Primero, porque al viajar de mochilero por el mundo aprendí a cargar lo esencial.

Y segundo, porque hace 16 años comencé a usar teléfono celular. Desde entonces el collage de mi vida pasó del bolsillo de mi nalga derecha al bolsillo que limita con mi testículo izquierdo.

@Demeuna

Antojos y aromas

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Del 1839 al 1844

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