Siempre en la búsqueda de temas para escribir, el periodista colombiano Alejandro Samper lleva más de 20 años compartiendo su opinión en prensa, radio y redes sociales. Este portal es una colección de sus trabajos e ideas, los cuales pueden ir de lo extremadamente local a asuntos globales.

Felicidad remota

Felicidad remota

A la pandemia por el Covid-19 y el haber estado encerrados por meses hay que reconocerles algo: nos cambió la manera de trabajar. La presencialidad en un lugar ya no es un factor imperante para ciertas tareas, sobre todo las de oficina o las que implican horas enteras frente a un computador. Encontramos que las reuniones se pueden hacer a través de plataformas como Zoom o Meet, que los documentos se podían trabajar de manera compartida y coordinada en la nube, y que al empleado se le cualificaba por sus objetivos logrados y no por cumplir un horario.

Ergotron, una empresa de diseño de mobiliario para oficina, realizó una encuesta con mil personas que trabajan de manera remota y les preguntaron sobre su productividad, bienestar y otras facetas de su cotidianidad. El 75% de los participantes afirmó que su calidad de vida mejoró al trabajar desde sus casas. Dato que el consorcio Future Forum, que también investiga los hábitos de los trabajadores de oficina, confirmó al encontrar que las cifras de estrés en quienes trabajan desde casa, después de la pandemia, se redujeron en un 71%. La vida en un cubículo nos mata y la película Office Space (1999) lo refleja muy bien.

Al retornar a la “normalidad” algunas empresas entendieron este cambio en el modelo contractual con el trabajador. Es así como en algunas de ellas no es requerida la presencia permanente de estos dentro del edificio de la compañía para garantizar resultados; incluso hubo algunas, como Jabonerías Hada, que recortaron un día a su semana laboral - sin afectar el salario de las personas - porque comprendieron que los empleados felices dan mejores resultados (https://tinyurl.com/cfv3ebhd). Otras, sin embargo, persisten en tener conviviendo a su gente bajo un mismo techo, 5 a 6 días a la semana por 8 o más horas al día.

El mito de que hay que estar metido en la coyuntura para entenderla y trabajarla se vino abajo con la pandemia.

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Hace unos meses tuve una entrevista de trabajo (de manera remota) para un medio digital y en esta me preguntaron que si estaba dispuesto a establecerme en otra ciudad (Bogotá, para ser precisos). Les dije que solo si era estrictamente necesario pero, por el tipo de empleo que me ofrecían, no lo encontraba indispensable. Les inquietaba que tanto a mí, como a la otra persona que estaba en el cargo y es de Manizales, nos gustara tanto esta ciudad; la tranquilidad que nos da una urbe pequeña, de corte universitario, erigida en la cordillera Central al lado de una volcán activo. “Les gusta la bohemia de la vida académica”, me dijeron, e intentaron venderme a la capital de Colombia como el epicentro de la noticia. Donde pasan cosas, donde están las fuentes y las historias. Además, que podía tener calidad de vida si conseguía un apartamento a dos cuadras de la oficina, como la mayoría de quienes trabajan allí. Un cuento que también le echan a los trabajadores de las empresas de maquilas en China que, explotados para hacer de esa nación una potencia económica y forzados a vivir en ciudades industriales (como Shenzhen o Hefei) lejos de sus hogares, han sido denunciadas por diferentes organizaciones, entre ellas la ONG Labour Service and Education Network (https://tinyurl.com/b5tscfzp), por casos de abuso laboral, los altos índices de suicidio en su mano de obra y violar tratados de las Naciones Unidas.

No es que en este portal digital de noticias sean unos explotadores, pero es difícil para quienes no han tenido la oportunidad de vivir en una ciudad pequeña el entender la calidad de vida que esta aporta. Sobre todo si quienes lideran el proyecto no tienen hijos. Además, el mito de que hay que estar metido en la coyuntura para entenderla y trabajarla se vino abajo con la pandemia. Recientemente medios como The New York Times (https://tinyurl.com/ty23s94e) y Bloomberg (https://tinyurl.com/m253vr7z) reportaron sobre la cantidad de oficinas vacías que hay en Nueva York, en gran parte porque las personas encontraron en el trabajo remoto una alternativa que mejora su calidad de vida. Muchos optaron por irse de la “Capital del mundo” para vivir en comunidades más chicas, económicas y tranquilas. Para ser felices.

Si el pretexto de mudarse a Bogotá es por estar en medio de la noticia, de los poderosos, de la chiva, no hay que olvidar que el Premio Nacional de Periodismo galardonó como Periodista del Año 2022 a Daniel Coronell – “quien ha tenido en la mira a funcionarios y directivos de entidades públicas y privadas con presuntas irregularidades en sus funciones, empleando su gran capacidad para investigar, validar datos y confrontar fuentes” (https://tinyurl.com/mtrzkkuy) – quien vive en Miami (EE.UU.).


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