Carrera de la corrupción
Por estos días se celebra en Chengdu (China) la 31.ª edición de verano de los Juegos Mundiales Universitarios - JMU, en la que participan 113 países, Colombia incluida. Una competencia que pasa desapercibida porque no tiene esos atletas estrella que se ven en unos Juegos Olímpicos y porque el cubrimiento deportivo tiene el foco en el Mundial de Fútbol Femenino que se juega en Nueva Zelanda y Australia, y en si Lionel Messi volvió a ser figura en un torneo de pipiripao.
Los JMU, sin embargo, nos dejaron un momento para los anales del atletismo. En los clasificatorios para los 100 metros planos femeninos se registró el peor tiempo de la historia. La infame marca de 21.81 segundos la dejó la competidora somalí (porque llamarla “atleta” es un despropósito) Nasra Ali Abukar. Ella cruzó la meta diez segundos después de que lo hiciera la ganadora, la brasileña Silva Mourao, quien recorrió la misma distancia en 11.58 segundos. Fue tan lenta, que se salió del plano abierto del camarógrafo y solo reapareció – trotando – cuando ya las demás corredoras celebraban o hablaban con sus entrenadores (https://rb.gy/3qfml).
Mientras que las demás corredoras lucían cuerpos trabajados para ser velocistas, Nasra era la más bajita y rolliza de todas.
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Desde el partidor se notaba que algo no encajaba en la escena. Mientras que las demás corredoras lucían espigadas y con cuerpos trabajados para ser velocistas, Nasra era la más bajita y rolliza de todas. Además iba de hijab, cubriéndose la cabeza y las piernas; todo lo contrario a los trajes ajustados, cortos y aerodinámicos de sus rivales.
El escándalo no demoró en estallar. Pronto se supo que Nasra Ali Abukar es sobrina de la vicepresidenta de la Federación de Atletismo de Somalia, Khadija Adan Dahir, y del presidente de la misma Federación, Abdullahi Ahmed Tarabi. Su participación en las justas apunta a que se debe a nepotismo y una manera de desviar recursos estatales, según reportan varios medios europeos y africanos.
Apostarle a la corrupción es quedar rezagados y en ridículo ante el mundo.
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Según Transparencia Internacional, Somalia es el país más corrupto del mundo (https://shorturl.at/ouwO0). Tanto que ni se molestan en ocultar la improvisación en unas competencias atléticas. Y no es la primera vez. En los Juegos Olímpicos de 2016 y 2012 también llevaron a competidores sin preparación para las pruebas de 400 metros planos. Escándalos que resultaron con destituciones y en nombramientos de personajes aún más corruptos que los anteriores. Y así les va: últimos en la pista atlética, últimos en la carrera por sacar su nación adelante.
En momentos en los que el gobierno colombiano, en cabeza del presidente Gustavo Petro, es investigado por presuntos casos de corrupción (dineros ilegales que entraron a la campaña), el caso de Nasra Ali Abukar nos debería servir para reflexionar. Que por más hijabs que nos pongamos para ocultar nuestras vergüenzas, se nos verán las costuras. Que apostarle a la corrupción es quedar rezagados y en ridículo ante el mundo. Y así nos va.
