Ya llegaremos al extremo de considerar cada orgasmo fingido en una evasión de impuestos.
All in La Patria
Ya llegaremos al extremo de considerar cada orgasmo fingido en una evasión de impuestos.
El arquitecto Simón Velez dejó ver que su fibra moral es tan elástica y flexible como la guadua.
Las cosas que ocurrieron en los últimos días obligan a cuestionarse si vale la pena esforzarse por sacar adelante esto que llamamos humanidad.
El presidente Iván Duque está con las vergüenzas expuestas. Si quiere cubrirse y ganarse el aprecio de la gente debe atacar la corrupción.
La radio pública conectó con esa audiencia olvidada por las emisoras que dominan los índices de audiencia.
Lo que hace inviable a Colombia es la excusa permanente de esos políticos y empresarios corruptos de que todo está ceñido a la norma.
En un país donde no se devuelve ni el saludo, el Gobierno promete devolver parte de los impuestos a los más pobres. Eso sí, vaciando los bolsillos de la clase media y llenando los de la clase alta.
Legalizar sustancias ilícitas, como la marihuana, no convierte a un país en un narcoestado. Prohibir es negarse a la posibilidad de explorar nuevas oportunidades de negocio.
Los animales son usados por políticos para ganarse el cariño de los electores. Por eso en campaña se hacen fotos con ellos.
El Decreto 1844 de Duque solo logró que - en cuestión de horas - el precio de las drogas se incrementara, favoreciendo al narcotraficante. Prohibir no es el camino.